El resurgir de un Imperio (Juego de ROL)

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  • Veamos demonios... chicos o lo que mierda seais... posiblemente sepa de donde venís, y no vendría mal saberlo. Lo pido de buenas, tratalo como un regalo después de lo ocurrido.
    Shail me miraba... hm... bueno, su expresión era más parecida a esta: :facepalm:
    Pero bueno, por intentarlo que no quede 😛

  • y así comenzó el interrogatorio...

    si no queréis acabar como vuestros compañeros ya podéis empezar a respondernos.- Dijo el mago con una imponente autoridad.

    **-¿De dónde sois?
    -¿Porque nos habéis atacado?
    -¿Qué sabéis de nosotros?
    -¿Quién es vuestro jefe?
    -¿Qué sabéis sobre la misión que nos ha sido encomendada?
    **

    Y así el mago y el troll observaban atentamente a los malheridos esperando una respuesta satisfactoria.

  • Sin perder tiempo, Aedán realizó una maniobra de contraataque con el fin de acabar de una vez por todas con su contrincante. El soldado imperial, dándose cuenta de las intenciones del troll, intentó esquivar el golpe sin mucho éxito. Mal herido y casi moribundo, se inclinó ante el paladín y con dificultad articuló unas pocas palabras: "Ustedes, traidores, no durarán mucho...Nuestro rey se dará cuenta de nuestra ausencia...durarán muy poco con todo el imperio en contra suya...muy poco...". Segundos después se desplomó pesadamente en el suelo. Viendo a su enemigo muerto, Aedán se dispuso a regresar al lado de sus otros compañeros.

    Cerca, el interrogatorio a los 3 soldados que aún quedaban con vida comenzaba.

    • ¿Quién nos manda? ¿Te atreves a preguntar quién nos manda, bestia inmunda? - escupió un soldado mientras miraba con repugnancia a Anghios - El mismo al que ustedes han traicionado ahora. O sino como se explican el hecho de que sólo la mitad del grupo esté en el bosque...los hemos venido siguiendo y hemos visto como tú, troll salvaje, salías de la cueva y segundos después esta se desplomaba y probablemente dejaba encerrados a los demás en un laberinto sin salida....y el guía? Uno de los hombre más leales al rey ya no está más con ustedes. Ni siquiera se por qué estoy hablandoles, sabía que mandar trolls y enanos a velar por el bienestar de un pueblo lleno de humanos no traería nada bueno. Ojalá esten contentos. Si van a matarnos háganlo ahora, no vale la pena esperar más. En menos de 2 días el Rey enviará a toda una legión a por ustedes y probablemente a por sus pueblos, la justicia tarda, pero llega...

    En la cueva, las cosas se ponían cada vez más duras. En medio del alboroto provocado por los dos demonios, tanto Biped como Callum se dirigieron rápidamente hacia el pequeño aguajero abierto. Agathor, quien parecía no estar con sus pies sobre la tierra, no tuvo más remedio que seguirlos.
    Con mucha suerte, los tres lograron pasar a través del mismo sin mucha complicación. Afuera, y para alegría de todos, comenzaba a amanecer y los rayos de sol impactaban en el rostro de cada uno, junto a una fresca brisa que daba un nuevo respiro a los aventureros. Eran libres al fin.
    Casi al instante, la figura de la mascota de Anghios hacía su aparición. En poco tiempo, Biped, Callum y Agathor, aún agotados y cansados por la reciente aventura, seguían al lobo hacia posiblemente el paradero del troll. Casi sin aliento, los tres llegaban junto a sus compañeros en el momento en que un soldado terminaba la frase "la justicia tarda, pero llega..."

  • Jadeando por el esfuerzo de seguir al lobo, al ver a mi compañero, exclamé con alegría:

    - Anghios, amigo, que bueno resulta verte por aquí. Creí que te habías ido... - Me quedé un momento observando a los dos individuos allí presentes, junto con los soldados. - Perdón por mis modales. Hola, soy Callum, orgulloso paladín de la comarca. La gracia de mis antepasados me han concedido la dicha de ser uno de los elegidos del rey. ¿Y vosotros, quienes sois? Veo que habéis ayudado a mi compañero troll y debo daros las gracias por ello. Viendo tantos soldados, no creo que hubiera sobrevivido solo.
    Estos dos de mi lado son Biped y Agathor, fieles compañeros en esta aventura. En esa cueva hay dos demonios peleándose, así que deberíamos salir de aquí lo antes posible. Cuando estemos más tranquilos tendremos la posibilidad de hablar.

    • Alegre por tener nuevos compañeros de viaje, esperé su respuesta, observando cómo los soldados se retorcían de dolor por sus heridas. Realmente, los dos sujetos allí presentes eran buenos: habían matado algunos soldados y habían hecho prisioneros a otros, cuando estos les superaban claramente en número. Debería tener cuidado con ellos.
  • Una vez me aseguré que mi oponente no tenía pulso volví con mis compañeros. Mientras volvía divisé tres figuras de más, que salían de una cueva. Supuse que eran nuestros otros tres compañeros a los que todavía no conocía. Al llegar escuché a Callum.

    -Hola, yo soy Aedán, un troll, también paladín. Me alegro de conocer a mis nuevos compañeros de viaje.

    En ese momento me fijé en los soldados que estaban allí atados.

    -Si como dice Callum hay peligro por aquí lo mejor será irnos, pero no creo que merezca la pena llevarnos a los soldados, no creo que nos digan nada útil así que propongo acabar ya con su sufrimiento -dije mientras sacaba mi garrote-.

  • Espera un momento Aedán, no comentas ninguna imprudencia. Los soldados son enviados del rey y nos atacaron debido a que creyeron que nosotros engañamos y traicionamos al grupo. Y ahora que no es así creo que debemos una explicación por su parte...

    Y con esto Shail empezó a contarle lo ocurrido al guerrero maniatado y como todo había sido un mal entendido.

    _Me disculpo con ustedes, guerreros imperiales, por las perdidas que han sufrido, pero entender que ustedes nos atacaron primero y nosotros solo nos defendimos... Esta claro que la traición la realizó el guía ¿no? _

    Por cierto Callum, yo soy Shail un noble enano, encantado de conocerte :charm:

  • Tenso por el olor de la sangre y el sufrimiento de los soldados me dispuse a examinarlos.

    - Tienen muchas heridas y contusiones. Deberíamos sacarlos de aquí e ayudarlos a recuperarse. Al fin y al cabo son aliados... - aquí bajé la voz para que me escucharan solo mis compañeros- y podrían querer unirse a nuestro grupo y ayudarnos. No nos vendrían mal un par de compañeros. Además, si los dejamos aquí y alguien los encuentra delatarán nuestra posición. Debemos buscar un refugio oculto, a salvo de miradas indiscretas, y llevarnos allí a los soldados vivos para curarlos. - En ese momento me agaché y recogí la espada de uno de los soldados [(('''|// (¿+1 de fuerza?) \\'''))] - Deberíamos despojarlos de sus armas para que no causen peligro alguno.

    • No es necesario - respondió un soldado sorpresivamente - Reconocemos que el error fue nuestro. Pero sigue resultándonos increíble que una persona tan leal al imperio como lo era el guía, haya osado traicionar al mismo. De todas formas, nuestra imprudencia le ha costado la vida a dos buenos soldados. No debimos actuar de esa forma, asi que imploramos su perdón y prometemos que los ayudaremos a encontrar los malditos portales. Sin guía el camino puede resultarles largo y nosotros conocemos los atajos. Ahora somos sus aliados y si lo desean, sus compañeros de batalla...

    En el rostro de todos la duda era evidente. Realmente serían sus compañeros o los traicionarían como ya lo había hecho el guía? Enseguida el soldado apuntó.

    • Si nos apresuramos ahora, probablemente lleguemos al portal al anochecer. Pero si desean descansar, no hay problema...en fin, podemos levantarnos ya? - pregunto de forma expectante.

    Anotaciones:

    • Callum recoge una espada de un soldado muerto ---> +1 de fuerza
  • -No esperaba que atendieran a razones, pero visto lo visto y ahora que estamos todos creo que podemos fiarnos de ellos porque no deberían resultar una gran amenaza ya que les hemos vencido sin demasiados problemas. Por mi parte podemos partir ahora -dije mientras les desataba-, si nadie tiene ningún problema propongo que partamos ya, aunque eso sí, con cuidado, ya hemos visto que no podemos saber de quién fiarnos.

  • - Yo no me fiaría de ellos aún. Como decían mis antepasados, "las palabras se las lleva el viento, y los actos perduran en el tiempo". Por ahora creo que debemos atarles las manos, pero dejarles andar con nosotros libremente... solo hasta que ganemos confianza con ellos. Al fin y al cabo, siguen siendo desconocidos que nos atacaron...

    En ese momento me quedé pensando... Las cosas sucedían cada vez más raras, pero la suerte nos sonreía ahora: unos cuantos acompañantes más siempre ayudan, pero, a la vez, son más bocas que alimentar. Habría que conseguir víveres antes de salir.

    Compañeros, formemos una partida de caza. Debemos conseguir alimentos; no nos podemos fiar de encontrarlos por el camino. Sugiero vayamos todos juntos, para evitar posibles imprevistos estando separados, como el de la cueva, por ejemplo. ¿Hay alguien de acuerdo?
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    Nota:

    ...unos cuantos acompañantes más...

    ¿Cuántos soldados son?

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