Con mucha habilidad, Biped lograba apartarse a tiempo de la embestida de ambos demonios. Producto de la implacable fuerza con la que estos se habían lanzado a por el humano, la gran roca logró partirse en pedazos; sin embargo, al romperse aquel obstáculo la sala perdió la poca estabilidad que poseía, por lo cual las rocas que pendían de la parte alta de aquel recinto se vinieron abajo. El paladín intentó esquivar todas y cada una de las piedras que caian velozmente desde el techo, mientras veía con cierta impotencia como su única vía de escape se desplomaba y lo sumía nuevamente en una prisión, intentado encontrar algún lugar que lo cubriera total o parcialmente de aquel derrumbe interno. Una gran roca cayó sobre un demonio, dejándolo temporalmente fuera de combate.
Poco a poco las cosas fueron calmándose y el peligro disminuyó para alegría de Biped. Se levantó cuidadosamente y examinó el lugar. Así, al mismo tiempo que sus ojos se posaban sobre un demonio aún dispuesto a pelear, pero claramente debilitado (Demonio ---> -1 de fuerza), Biped lograba ver gotas de sangre a sus pies, gotas de sangre provenientes de un considerable corte en el rostro que poco a poco hacía evidente su presencia (-1 de carisma). Aún la puerta por la que había entrado tiempo atrás estaba milagrosamente abierta, pero la distancia entre ella y el demonio era mínima. El escape podría costarle más caro aún.
Por otra parte, Agathor lograba comunicarse con la mascota de Anghios haciendo uso de uno de sus hechizos (-2 de voluntad). Este, dándose cuenta de la situación, comentó rápidamente lo que sabía.
- Mi amo Anghios y yo habíamos salido a cazar, cuando súbitamente el clima se calmó casi completamente, lo que nos extrañó mucho...y por eso regresamos, sí, regresamos a la cueva pero solo logramos ver escombros, piedras y más piedras. Sin embargo podía oler el rastro del guía, no se encontraba muy lejos y si no quería perderlo debía seguirlo ya. Pero Anghios es mucho más astuto que yo, por lo cual decidió seguir él personalmente al guía y mandarme a mi a averiguar cómo se encontraban ustedes y...ahora siento que Biped está en un gran peligro - tan solo momentos después, un gran estruendo logró escucharse - sí, un gran peligro. Deben acompañarme rápido, no hay mucho tiempo. Luego buscaremos a mi amo, puedo olerlo y no se encuentra muy lejos de aquí.
Y en un segundo, el lobo se adentró en el oscuro pasadizo, intentado avanzar rápidamente pero siendo cuidadoso al mismo tiempo. Callum y Agathor se miraron expectantes. Sin tiempo para explicarle todo al hobbit, Agathor simplemente dijo:
- Biped corre un gran peligro, lo más probable es que necesite de nuestra ayuda.
Aún ambos no habían entrado a la cueva y teníán las mismas opciones que antes: o entraban de una vez por todas en aquel lugar, o buscaban más ayuda en el troll, que, a juzgar por lo que había dicho el lobo, se encontraba cerca aquel punto.
En el bosque, Shail conjuró una barrera mágica para protegerse del ataque de los enemigos. Sin embargo, aquellos soldados que sólo conocían de la fuerza de sus puños y espadas no se vieron limitados por aquel escudo. Anghios y Aedán se mantuvieron perplejos, mientras los guerreros armados de espadas bastante filosas se acerban hacia ellos. Un soldado se dirigió hacia Shail. A su lado, Anghios veía a 2 soldados corriendo hacia él y cerca suyo, Aedán se enfrentaba también a 2 humanos. Debido a la pasividad del grupo, fueron ellos los que dieron el primer golpe.
Shail, a pesar de ser mago, lograba resistir la embestida de aquel guerrerro, esquivando el primer espadazo del mismo.
Anghios hizo lo mismo con sus contrincantes, sin embargo llegó a recibir un golpe en la parte lateral de la cabeza. Todo comenzó a darle vueltas, logrando recuperarse a duras penas (-1 de percepción).
Aedán, debido a su complexión física y al gran garrote que tenía como arma, logró esquivar a sus enemigos con suma facilidad.
Ahora era su turno de atacar.